jueves, 21 de enero de 2010

Los Volcanes

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Ayer me sorprendí cuando, desde la tercera planta de la Facultad de Filosofía y Letras, me encontré a Iztaccihuatl y Popocatepetl, ahí solos, detrás de las Islas y la Torre de Humanidades.
No me resulta asombroso encontrarme tan cerca unas montañas nevadas, ya las he visto en Madrid, y tampoco cerca de la ciudad por la misma razón y porque hay muchas otras alrededor de México, por eso estamos en un valle.
Lo que me llama la atención es que están ahí, solas, sin formar una serie de montañas, son dos bloques ahora nevados que vigilan el valle y la ciudad, y que durante los seis meses anteriores no se han dejado ver.
Iztaccihuatl es más majestuosa, más grande y llamativa, se deja ver mejor y ahora brilla la nieve por el sol.
Popocatepetl no es pequeño, ni mucho menos, pero está más recogido en una pirámide de nieve, rodeado por alguna nube y su fumarola que le esconde y pasa más desapercibido que su compañera.
Ahora buscaré la leyenda de los volcanes:
Cuenta la leyenda que Popocatepetl fue un guerrero que tuvo que marchar a una batalla donde murió, e Iztaccihuatl era su amada que al conocer la noticia también murió. Él se convirtió en el volcán y ella en la montaña que forma su cuerpo tumbado.




Foto La Jornada.



Desde la Facultad de Filosofía y Letras:




Iztaccihuatl




Popocatepetl




Ps: 101 mensajes.
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1 comentario:

Anónimo dijo...

Cuantisísimas leyendas de amor en las que la mujer termina siendo una montaña... qué curioso! Casi más que los hombres,no? Yo de todas, prefiero ser catarata o mar, pero geológicamente volcan, o falla... meditaré sobre esto!