Un patio y varias figuras

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Hoy he vuelto al Museo Nacional de Antropología, esta vez con la cámara.
Quería hacer alguna fotografía del 'paraguas' y el 'lago' del patio, y ya que no está abierta la tienda también fotos del mural de la entrada, del Tlaloc y el mono bailón mexica.

Los museos suelen tener pocos espacios acogedores, suelen ser pasillos o salas juntados con o sin puertas, con algún banco donde sentarse. En poco hay jardines, terrazas o salas sencillas donde la vista pueda descansar de la acumulación de piezas e información, dejar de escuchar el zumbido de los guías y vídeos.
Sin embargo, en este museo hay un patio con un laguito de papiros y tortugas, y el paraguas que refresca del sol y llena con el agua que cae todo el espacio del patio y aleja el ruido de la avenida.

El mural y el Tlaloc de la entrada tiene mucha fuerza, cada uno a su modo. El mural está lleno de fuerza y color, mientras que Tlaloc es un enorme bloque que parece estático. Es curioso que, cuando lo trasladaron desde el lugar donde se encontró para instalarlo en la entrada del museo, fue lloviendo sobre el camión sin parar, por algo es el dios de la lluvia.

Por último está una figurita de un 'mono bailón' que representa a Ehecatl-Quetzalcoatl y que tiene tanto movimiento que te gustaría saber qué música suena en su vitrina. Debería ser la de 'Ozomatli'...

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Los Volcanes

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Ayer me sorprendí cuando, desde la tercera planta de la Facultad de Filosofía y Letras, me encontré a Iztaccihuatl y Popocatepetl, ahí solos, detrás de las Islas y la Torre de Humanidades.
No me resulta asombroso encontrarme tan cerca unas montañas nevadas, ya las he visto en Madrid, y tampoco cerca de la ciudad por la misma razón y porque hay muchas otras alrededor de México, por eso estamos en un valle.
Lo que me llama la atención es que están ahí, solas, sin formar una serie de montañas, son dos bloques ahora nevados que vigilan el valle y la ciudad, y que durante los seis meses anteriores no se han dejado ver.
Iztaccihuatl es más majestuosa, más grande y llamativa, se deja ver mejor y ahora brilla la nieve por el sol.
Popocatepetl no es pequeño, ni mucho menos, pero está más recogido en una pirámide de nieve, rodeado por alguna nube y su fumarola que le esconde y pasa más desapercibido que su compañera.
Ahora buscaré la leyenda de los volcanes:
Cuenta la leyenda que Popocatepetl fue un guerrero que tuvo que marchar a una batalla donde murió, e Iztaccihuatl era su amada que al conocer la noticia también murió. Él se convirtió en el volcán y ella en la montaña que forma su cuerpo tumbado.

Foto La Jornada.



Desde la Facultad de Filosofía y Letras:




Iztaccihuatl




Popocatepetl

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Rincones y Alturas en México

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Ayer conseguí organizarme e ir con Yuri a la cafebrería El Péndulo. Quería ir desde hace meses pero como queda en Polanco me daba pereza llegar hasta allí.
La librería tal vez es un poco escasa, pero a la vez tiene unos fondos de lo más extraños por procedencia y contenido.
Lo más interesante, más que los libros en sí y la cafetería, es el entorno, el interior de la librería, con la escalera y la estantería de arriba, los sillones y el cuarto de los niños en la segunda planta, el péndulo de la entrada y sobre todo el arbolito que vigila los libros.
No habría estado mal quedarse allí sentada, en los butacones, escuchando buena música y leyendo; se estaba muy bien.
Donde sí he estado leyendo ha sido en el mirador de la Torre Latinoamericana, junto al palacio de Bellas Artes. Las vistas son interesantes, hay detalles bonitos de los tejados y las cúpulas, y aunque el día estaba claro, no se veían bien los volcanes...


Librería El Péndulo

Una cúpula





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Sala Galileo II

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Ya para terminar con la gran aventura de la Galileo, publico la última canción de Laura con Jaime: Pierdo el tacto:










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Sala Galileo

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Aunque Laura y Jaime aún no se lo crean, el día 2 de enero de 2010 actuaron en la Sala Galileo de Madrid, que no es poco...

Como ya conté, quisieron preparar un concierto benéfico para ayudar al pueblo de Panhur donde estuvieron hace unos años como cooperantes y que este año fue destruido por las inundaciones de otoño.
Y no sólo lo quisieron, sino que lo consiguieron: allí estuvimos 290 personas riendo, llorando y disfrutando de sus aventuras en la India, de los cuentos y las canciones, y de las colaboraciones de Pili y Ana.
Muchas gracias a todos.

Para que quede constancia de esa fabulosa noche pongo aquí dos fotos.

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