viernes, 31 de diciembre de 2010

Madrid y Salamanca

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Estas Navidades Maria decidió dejar la fría alemania y adentrarse en la lluviosa y fría España.
Visitamos de nuevo varios sitios de Madrid y nos escapamos unas horas a Salamanca y a El Escorial.




















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miércoles, 8 de diciembre de 2010

Feria de la Tapa

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La otra noche se llevó a cabo la primera Feria de la Tapa chez Manù, donde participamos con las delicatesen más especiales que pudimos crear.
Marta fue la ganadora de este año 2009. ¡Muchas Felicidades!







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domingo, 28 de noviembre de 2010

Gran entrada de EndNote

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15 canciones, 13 grupos musicales, 40 minutos, 8 folios, 2 laptops, 1 pendrive, 1 memoria externa, 2206 palabras, 3 páginas más 2 líneas y 1 dolor de cabeza...






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sábado, 6 de noviembre de 2010

De paseo por Madrid

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Aprovechando que hacía sol y se estaba tan bien en la calle he ido a pasear por La Latina y Tirso de Molina, para terminar en el CaixaForum.
Y ahora tengo un libro de Princesas.










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lunes, 25 de octubre de 2010

Yaxmuyal presenta...

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Hoy publico aquí las últimas camisetas que mi madre y yo hemos decorado.
La de color negro lleva dos flores de los restos de una blusa que hicimos hace tres años, una tela nada más y nada menos que de Dior.
La lila-amatista tiene una sirena de seda salvaje de los restos de mi blusa, la que llevé a la boda de mi tía hace más de quince años.

¿A que han quedado bonitas?








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domingo, 17 de octubre de 2010

Microcuento IX

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Tal vez no había pasado ni un mes, el cadáver ni estaba frío, pero él consideró que no tenía por qué esperar más.
Ella lo comprendía, sabía desde el momento en que se encontraron para despedirse que él ya no estaba allí al completo y no podía pedirle que esperase. Solo le pidió que no se lo dijera aún...
Dolían los recuerdos, y sobre todo el saberse atrapada mientras el mundo seguía adelante.




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sábado, 9 de octubre de 2010

En mi ventana

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Esta mañana al levantar la persiana me he encontrado un fardachito en mi ventana.
Jeje, me ha hecho mucha ilusión encontrarle, no tendría más de cuatro centímetros, y así se ha escondido en una grieta de la ventana.







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lunes, 4 de octubre de 2010

Por la mañana

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Esta mañana me ha costado levantarme, y la viñeta de PhD Comics ha expresado exactamente lo que me ha pasado...








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viernes, 17 de septiembre de 2010

¿Poblachón o VIP?

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No sé si es cosa de los políticos o de la gente de Madrid que parece que pasamos de todo y si intentamos hacer algo tiene que ser copiando a otras ciudades.
El caso es que hoy he leído en un periódico que se va a hacer una fiesta VIP en la calle Serrano para inaugurarla tras las terribles obras, con una alfombra rosa, siete DJ, canapés de diseño y el resto de ruido que queráis añadir. Ah, con un costo total (no sé si se incluirá el servicio de limpieza y de quién) de 500.000 €, y tampoco sé si quiero saber quién los paga: las tiendas de grandes firmas de esa calle o todos los madrileños como casi siempre. Por supuesto todo esto se realiza copiando las fiestas que en las calles más fashion de Londres se realizan.
Y aquí viene mi pregunta: ¿prefiero el poblachón manchego de toda la vida de Madrid o el fashionismo VIP importado y para cuatro personas pero pagado por todos?
Pues sí, prefiero ser del poblachón, mantener el punto sin pretensiones, lo clásico aunque evolucionado por zonas, las calles con árboles, las aceras limpias, el aire de la sierra que limpia, frente a alfombras rosas, calles cerradas durante doce horas para que se conviertan en una pasarela a la que no todos tendrán acceso, más ruido si cabe (y sí cabe porque México me lo ha demostrado) y sobre todo gastos innecesarios para una reforma que mucho se puede criticar y que no ha mejorado lo fundamental que era el tráfico.



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miércoles, 15 de septiembre de 2010

De México

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Y ya se acabó el año en México...

A mediados del siglo XVI Francisco Cervantes de Salazar llegó a la Ciudad de México y realizó una gran descripción de la ciudad, sus gentes y su ambiente, y añadió lo siguiente al primero de sus diálogos de 1554:


Nada es tan natural al hombre, y así lo dice Aristóteles, como sentir una inclinación innata e irresistible a adquirir la sabiduría, que por abarcar tantas y tan elevadas materias, nos encanta con su variedad. En ésta se complace igualmente la naturaleza, produciendo sin cesar cosas tan diversas, y por lo mismo, tan gratas a los hombres. Y como la variedad atrae y detiene la vista, así el ánimo se fija en lo que percibe por primera vez, fastidiándole infaliblemente la repetición de lo que ya conoce. Dígote todo esto para que entiendas, que no la codicia, como en muchos sucede, sino el deseo de ver cosas nuevas, es lo que me ha hecho atravesar con tanto peligro el inmenso océano.


Pues así fui yo a México en julio del año pasado, a ver, a conocer y a entender un lugar, unas personas y unas culturas que atrajeron y detuvieron mi vista hace años.
He visto, he conocido y he comprendido un poco más, es imposible abarcarlo todo, claro está.
Y ahora se acabaron todas esas novedades: se terminó vivir en México, la UNAM, el Zócalo, Coyoacán, el café del Jarocho, la lavandería y la tiendita, la Comer, el metro, el metrobús y los micros, las lluvias, las clases, los profesores, los museos, los pumas, los grandes viajes, la posibilidad del terremoto, el sol vertical, mi no-orientación, los tacos al pastor, el queso oaxaca, los limones, los mangos, las tortillas, y muchas otras, pero se mantienen los nuevos y viejos amigos, los familiares, los miles de recuerdos de viajes, de aventuras, comidas, en fin, de todo lo dicho.




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miércoles, 8 de septiembre de 2010

Antes y Después

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¿Qué es más difícil: la ida o la vuelta?
No lo sé, ahora me preocupa la vuelta de las maletas, y lo vacío que ha quedado mi cuarto después de guardar todo.
El Antes y el Después de mi dormitorio-salón-estudio-despacho-biblioteca.
Se ve triste...













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sábado, 4 de septiembre de 2010

¿Cómo se hace?

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¿Cómo se hace para meter un año de vida en dos maletas?
¿En dos piezas de hasta 23 kg más una de hasta 10 kg?
Pues no lo sé.
Ya llené una y me queda otra, y en el cuarto aún hay demasiadas cosas para la mochila.
¿Me compro otra maleta o lo envío por correo?




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jueves, 19 de agosto de 2010

Tormenta

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Para una vez, ¡una vez! que consigo sacarle una foto, una maldita foto, al cielo de esta ciudad que se pone todo verde cuando va a llover y que ¡además sale bien y verde!, voy y la borro...

Seré idiota...

Ahora siguen los relámpagos y truenos, tiemblan las ventanas...




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jueves, 12 de agosto de 2010

El Salvador en verde

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Y aquí va la crónica del viaje a El Salvador.

El avión esta vez voló sobre Veracruz y Catemaco, cruzó Yucatán, y aterricé en una mancha verde de mil tonos, de verde maíz, de verde palmera, de verde muchos-árboles y de verde hierba. El color verde ha acompañado toda la aventura, en los árboles y el suelo, siempre visible desde la ventanilla de los buses o en cada ciudad. También nos acompañó la lluvia, claro: es temporada...
El aeropuerto está cerca de la costa y al bajar del avión se nota el calor y la humedad, y tuve un rato para aclimatarme mientras esperaba a Raul y Jorge y los taxistas se preguntaban si me habían abandonado.

El lunes después de hacer unos recados nos fuimos a Panchimalco en una secuencia interminable de buses y vendedores, con las propuestas de acabar con ellos que me parecieron exageradas –el viernes ya no me lo parecían-.
Panchimalco es un pequeño pueblo muy cerca de San Salvador, donde visitamos una bonita iglesia. Aprovechamos la tormenta para cotillear-andar de metiches con un par de palomas y dormimos un ratillo en el atrio.



Esta iglesia aparece en una película de 1954 “Los piratas negros”, aquí está un fragmento.




Después paseamos un poco por el pueblo y pasamos por la galería y Casa-Taller Encuentros de Miguel Angel Ramírez que nos enseñó el precioso jardín y sus trabajos sobre Inocencia y de otros autores y estudiantes, en especial las esculturas junto al río que se acomodan en las piedras.



Como ya estaba demasiado nublado nos volvimos a Santa Tecla, de nuevo de un bus en otro, y como poco se puede hacer en ellos pues rezamos a las mil estampitas que llevan para llegar enteros.
Al bajarnos del bus en el centro de Santa Tecla nos llovía a mares y aunque yo insistía en esperar en el kiosko de la plaza, me obligaron a correr a los soportales y llegar al palacio-cafetería, y de allí llegamos a la pupusería para intentar entrar en calor con unas pupusas y chocolate, ay, llegamos a casa chorreando literalmente, las botas completamente caladas pero contentos.

El martes volvimos al centro, a discutir por los vendedores y refrescarnos en el Museo de Arte Moderno MARTE con la exposición de litografías de Picasso –más discusión sobre arte- y el corto “Cinema Libertad”.

Aquí añado unos cuantos carteles que encontramos a lo largo de la semana:
Sí, Pans&co llegó a El Salvador; en Suchitoto se toman muy en serio la violencia doméstica; pero en San Salvador ves los anuncios de 'se busca muchacha' y no para servir mesas.



El miércoles hicimos la mochila, nos llevamos la tienda –no la usamos, llovía demasiado- y nos marchamos a Suchitoto, a calor y la humedad. Suchitoto es una ciudad que mantiene su aspecto colonial de calles paralelas y perpendiculares, empedradas, casas con rejas y balcones, y una plaza con su iglesia bien bonita por dentro, tiendas y pupusas.



El hotel no estaba mal si no fuera por la araña, por los cabeceros sonoros que me dieron tanta risa y la falta de limpieza; el salón era cómodo aunque me ganaron al ajedrez de malas maneras, las vistas al lago-embalse son preciosas aunque sólo visibles desde el mirador y desde la casa de Alejandro Cotto.
Alejandro Cotto es todo un personaje de Suchitoto, es la memoria cultural de Suchitoto. Fue cineasta pero ya no se encuentran sus filmaciones por ninguna parte –si alguien conoce alguna, que me avise-, conoció medio mundo cultural americano, celebró el centenario de Suchitoto por todo lo alto, y como otro que yo sé –un beso, guapetón- odia y ama a su ciudad-país.



El jueves, después de visitar a Cotto, y bajo un calor agobiante dimos una vuelta viendo los balcones, las tiendas y las galerías, comimos durante la tormenta en la plaza y por la noche me vencieron vilmente al ajedrez…

El viernes subimos por última vez la horrible cuesta del hotel y tomamos el bus a Aguilares. En Aguilares me volví loca con el calor, los vendedores acosadores de buses y viajeros y el ruido de la música de las tiendas “para comprar barato a la Bomba debes ir, bomba, bomba”, hay que ver el vídeo…



Aquí tomamos el bus a La Palma, seguimos apretados y acosados por los vendedores de frutas, lámparas, dulces, marañones, etc. Y a pesar de todo esto, hubo un momento sorprendente donde creo que me encontré con una niña que viajó con nosotros a Panchimalco y nos fijamos la una en la otra. Las casualidades existen.
En La Palma visitamos las artesanías y la iglesia, que como las calles están adornadas con diseños basados en el trabajo de Fernando Llort, algunos me gustan más que otros.



El sábado, con mucha weba, volvimos hacia Panchimalco pero esta vez subimos a la Puerta del Diablo: dos peñas que resbalan agua por las hojas de las plantas hacia los valles que se dejan ver entre las nubes. Qué poco le gustan a Raul las tirolesas, los paracaídas, alas deltas, etc, con lo que me atraen a mí.



Volvimos pasando por el cine Libertad y en casa nos esperaban unos cafés, antes de salir a Rayuela: el bar de los de Humanidades, donde hablamos de las universidades y proyectos, de la guerra y guerrilla, muy animados.

El domingo me levanté contenta pero me fui entristeciendo, Raul andaba nervioso limpiando y ordenando, tal vez para no vagar como yo, achicopalada como me dijo. Nos despedimos con los últimos besos y abrazos, y de nuevo a la rutina y hasta que nos volvamos a ver.




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jueves, 29 de julio de 2010

Anahuacalli


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La semana pasada fui a visitar un museo que me llamaba mucho la atención: el Anahuacalli, la casa del Anahuac o Valle México, que fue el estudio de Diego Rivera y que además contiene piezas prehispánicas de todo México que fue coleccionando durante años.
El lugar es muy interesante, sobre todo el edificio más que el contenido.
Jarumi, Eréndira y yo estuvimos buscando el bat-móvil pero no lo encontramos, aunque sí a Alfred... Las nubes de tormenta que amenazaban nos alcanzaron en Coyoacán -mientras esperamos unas crepas- y mientras estuvimos esperando a entrar nos ambientaron en el Gotham-City.

El Museo Anahuacalli




Con Jarumi y Eréndira, perdón por el enfoque




Diego Rivera y Frida Kahlo




El Estudio




Un pasillo




Algunas de las figurillas






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miércoles, 21 de julio de 2010

Aviso a visitantes

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Por alguna razón este blog no siempre ofrece el acceso a los comentarios, como pasa con la última entrada, pero lo único que hay que hacer es darle al título de la entrada y al final del texto estarán los comentarios y el acceso para poner nuevos.
Espero que así podais verlos y participar sin problemas.
'Un blog se nutre de nuestros comentarios'
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jueves, 15 de julio de 2010

Las Barrancas del Cobre

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Estoy recién llegada del norte, ni siquiera hace un día y aún estoy asimilando todo lo hecho, vivido, gente conocida...

La llegada a Real de Catorce fue a lo grande, con el túnel de acceso cortado por un metro de agua debido al huracán Alex, pero algunos conseguimos entrar en la última camioneta mientras que otros tuvieron que subir y bajar el cerro del Pueblo Fantasma.
Real de Catorce fue un importante y riquísimo lugar de minas de plata que llegó a tener un casino, y que de pronto decayó en pocos años, quedando las casas sin ningún cuidado en un lado del cerro, en un vallecito imposible con la única entrada por el túnel. Se está tratando de mantener las casas como hoteles y tiendas, las calles empedradas son tan empinadas como la colina que trepan, el frío y el calor sólo dejan que crezcan arbustos, nopales y otros cactus, pero a la vez hay pequeñas flores con las lluvias que suavizan el paisaje gris de las rocas.
Esa primera tarde, después de descansar los que llegaron por el Pueblo Fantasma, nos fuimos andando o a caballo al Cerro del Quemado, lugar sagrado de los huicholes. El camino fue muy duro pero de una belleza impresionante, sin árboles, con la tierra morada y blanca, los riachuelos que cortaban los caminos, algunos pájaros y las nubes haciéndonos sombras y amenazando con más lluvia que se veía en el horizonte cayendo sobre el valle.
La subida final al cerro fue muy muy difícil, casi vertica, caminando sobre rocas sueltas, pero al llegar arriba me esperaban para disfrutar de una llanura inmensa a un lado y del intrincado valle del otro lado, rodeados allí arriba de cactus-palmera, de tormentas en el horizonte, el viento como único sonido y las ofrendas de los sacerdotes huicholes, de cuencos, chaquiras, candelas...
La vuelta la hice a caballo porque si no habría llegado a media noche, y después de una fantástica ducha y unos tacos seguimos la fiesta y presentaciones en la terraza del hotel hasta que la tormenta nos rodeó con su niebla y nos dejó a oscuras con un rayo y su trueno.












A la mañana siguiente tuvimos la suerte y gratitud hacia la gente del pueblo que había arreglado los derrumbes en el túnel de la tarde y achicado el agua, así que no tuvimmos que cruzar por el cerro y salimos temprano en el camión del Oso (el conductor) rumbo a Saltillo.
En Saltillo visitamos nada más que un enorme museo sobre el desierto a lo largo de los miles de años, con sus fósiles, rosas del desierto, nuevos y viejos animales y plantas, dinosaurios y hasta el tren.
Por la noche salimos hacia Ceballos y al amanecer entramos en el desierto que llaman Zona del Silencio, en Mapimí.
Este es el lugar que más me emocionó de todo el viaje, estar en medio del desierto, evitando penar en las culebras y tarántulas, pelear con la lluvia de escarabajos, ver uno de los atardeceres y después amaneceres más bellos que he encontrado y por la noche tener la Vía Láctea, Júpiter, la Osa Mayor, Casiopea y la Luna al alcance de la mano, la Osa Menor se resistió a ser encontrada.
Mientras caía la noche jugamos a las cartas y al dominó, me encontré con una liebre del desierto de orejas enormes y un falso camaleón, y por la mañana entendimoos en qué consiste este lugar protegido, montamos las tiendas y visitamos su museo.














Al día siguiente volvimos al bus y nos dirigimos al Puente de Ojuela, visitamos su mina y nos dejamos deslizar por la tirolesa, cruzando el profundo barranco. Desde allí también se veía un valle completamente llano, dividido en parcelas que chocaban con lo seco de las montanas. Es curioso que no se vea un río recorriendo esos valles.








Desde aquí viajamos a los Campos Menonitas de Ciudad Cuauhtémoc, visitamos una de sus casas-museo, entendimos cómo llegaron hasta aquí desde Alemania, pasando por Rusia y Canadá, comimos y compramos queso, nos reimos con un calentón de 1917 (calentador).
Seguimos viaje por la tarde, ya con el tren a la vista hacia Creel, pasando de nuevo de la planicie a unas complicadas montañas. Antes de instalarnos en el hotel pasamos por el lago Arareko donde encontramos muchísimos tréboles de cuatro hojas en el agua, las montañas en su reflejo y hasta un arco iris.








En Creel, después de un poco de fiesta en las habitaciones nos levantamos para ir a la Cascada de Basaseachi. Llegamos después de un par de horas por una estrechísima carretera o más bien terracería.
Al principio, lo único que vimos de la cascada era el origen, su río y el comienzo de su caída, por lo que cruzamos un puentecito y empezamos a subir un camino que al poco descendió y descendió entre el bosque de pinos y tilos.
Al poco de ir bajando perdí de vista a los demás pero pronto me fueron alcanzando otros cuando llegué al mirador de la Ventana y justo empezó a llover, con sus resbalones al bajar de la ventana. Nos fuimos juntando para las fotos y cuando dejó de llover fuerte y ya no cabíamos me fui a subir los 250m verticales de la cascada por el caminito, y tardé menos de lo que me esperaba. Lo que más me llamó la atención de este lugar, mucho más que el agua, fueron las rocas cortadas en vertical y los árboles creciendo por todas partes.
Cuando ya todos llegamos de la Ventana y otros caminos nos enteramos de que faltaba Max, uno de los viejitos andarines que había llegado hasta la base de la cascada y que no había vuelto. Avanzada la tarde, después de haberle dado tiempo a volver, se decidió que un grupo volviera a bajar y buscarle. Después de dos horas tensas de espera volvieron sin él y como los guardas del parque ya estaban avisados y era muy tarde, se decidió volver a Creel todos menos un grupo que bajaría a la mañana siguiente con algunos militares mientras el resto seguiríamos a Cerocahui. Por suerte no pasó nada y a mediodía ya le habían encontrado: se había refugiado en una cueva.








De camino a Cerocahui paramos en la estación del tren Chepe (Chihuahua-Pacífico, ch-p) Divisadero, nombre que se explica porque desde allí se puede ver la enormidad de las Barrancas del Cobre. Luego entramos en una pista que subía y bajaba por las barrancas, cruzando puentes al límite en un viejo autobús escolar, hasta llegar a la Cueva del Árbol, de don Rubén. La cueva se llama así porque tiene como una columna que sube como la copa de un árbol que cubría nuestro campamento.
Justo cuando íbamos a empezar a preparar unas chuletas y salsa se puso a llover, pese a nuestro hambre, y tuvimos que esperar aún un rato mientras se preparaba el pico de gallo y se maceraba la carne. Y todos juntos prepararmos la comida y el fuego, la salsa preparada al molcajete estuvo buenísima y no sobró ni para verla...
Por la noche vinieron a rondarnos y tuvimos música durante unas horas, que algunos continuaron hablando mientras que otros ya cansadísimos nos fuimos a las tiendas a dormir.
A la mañana siguiente, a pesar del frío y el dolor de espalda, nos levantamos y volvimos al bus escolar para subir y bajar al valle de Urique, también por un camino imposible, una caída de más de 1800m y una nube que al prinicipio no nos dejaba ver el final del valle. El paisaje cambió bruscamente de los pinos de hojas largas a los nopales y unas flores rojas y amarillas. La verdad es que no vimos mucho de Urique: la lluvia nos atrapó mientras comíamos aguachile que es un cóctel de camarón servido en un molcajete de piedra, bien rico y picosito...












Por la noche conseguí reunir ánimos para ducharme con agua fría y un lagarto en la pared, y en la mañana recogimos todo tras un gran desayuno con fruta, quesadillas, crema menonita...
A mediodía tomamos el Chepe en Bahuichivo. Para mí, lo interesante no fue uno de los últimos trenes que funcionan en México, sino volver a recorrer el paisaje anterior, viendo las barrancas, cruzando los pueblos, comiendo gorditas y mango en Divisadero de nuevo, viajar en las ventanas entre los vagones y al final del tren, hasta Creel.








Esa noche viajamos hasta Torreón donde desayunamos y seguimos -perdiéndonos durante un buen tramo y comprando sandías y melones- hasta las Dunas de Bilbao. Sí, un desierto de arena y dunas en medio de otra llanura de arbustos. Aquí me encantaron las líneas del aire en la arena, el silencio y el ruido del aire, el encontrar dos liebres de orejas largas corriendo y dejarme caer por una duna aunque casi me rompo y lleno la cámara de arena.
Continuamos a Zacatecas, con una de las mejores paradas: un baño limpio y en el que no había que pagar por entrar ni por el papel.




Casi a media noche llegamos a Zacatecas, comimos unos tacos casi tan buenos como los de Real de Catorce y tratamos de encontrar algo abierto pero tuvimos que volver al hotel y seguir la fiesta con agua.




Por la mañana fui con Andreia a visitar la ciudad, subir al cerro de la Bufa, bajar con el funicular, encontrar a parte del grupo en una antigua taberna y luego en un café, comer un riquísimo pozole verde, y después de avituallarnos, seguimos viaje hasta México DF que nos recibió a las seis de la mañana, terminando así este viaje de Infinitur, el viaje de los viajes...

La banda sonora de los viajes Infinitur: Ganja - Caminando




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