martes, 9 de marzo de 2010

Puerto Vallarta

.







El jueves salí por la noche a Puerto Vallarta con Andreia, Brisa, el Gallego y Yuri. El viaje en bus fue interminable, aunque ya desde el principio montamos el espectáculo de bromas durante las dos pelis que nos pusieron, pero a media noche caimos en el sueño o más bien en el dormitar hasta las siete de la mañana en algún sitio entre México y Puerto Vallarta -sí, ya sé que es un espacio pequeño, pero no sabía por dónde estábamos-. Al despertar nos encontramos con un amanecer lindísimo que empezó en naranjas y dorados para terminar en plata y azul, lo sé, puede sonar cursi, pero fue así de bonito, entre las montañas y la niebla.

Unas horas después conseguimos llegar a la ciudad y allí empezó el tour de camiones hasta el albergue, que nos dieron una vuelta por toda la ciudad, alejándonos y atrayéndonos a la playa y nuestras ganas de pegarnos un chapuzón después de tantas horas y el calor.

El albergue estaba bastante bien, con buen aspecto y fresquito, y una gran terraza en la azotea donde engullimos unos pollos antes de salir a la playa.

El problema con esta ciudad es que es mitad gringa (y canadiense), y además estaban allí un montón de gentes del spring-break, buscando sol y playa, muchos bien rositas, otros morenos y otros simplemente pesados. A nosotros nos molestaba que nos tratasen de gringos y que nos hablasen en inglés, qué turistas tan pesados somos...

La primera playa a la que llegamos era de piedras así que seguimos andando por la orilla de los restaurantes y la playa -están casi en el agua- hasta un tramo que estaba más despejado de bares y descubrimos la playa gay, donde había unas buenas olas. Ahí nos instalamos unas pocas horas -con crema, eh- y nos dejamos apalear por las olas, sobre todo Yuri y el Gallego, yo prefería 'surfearlas' a ser arrollada por ellas. Qué divertido estuvo, qué de agua tragué por culpa de olas de dos metros...

Por la noche nos dimos una vuelta para cenar unos tacos y volver al albergue porque se suponía que iba a haber una fiesta, pero al final nos quedamos en una salita arreglando el mundo.

El sábado fuimos capaces de madrugar un poco e ir a una vueltecita en barco por la bahía de Banderas donde van las ballenas jorobadas todos los años entre diciembre y marzo. Tuvimos mucha suerte y vimos a un par de madres ballena con sus ballenatos, y fue el último que decidió tontear un rato y saltar del agua para divertirnos un rato. La tortuga y las manta-rayas no se hicieron ver tanto pero fueron bien interesantes. Por suerte no nos quemamos con el sol.

De camino al hotel, íbamos buscando un lugar para comer y no se nos estaba dando bien, pero al girar una calle (creo que Jacaranda, para futuros viajes) nos encontramos un puesto de tacos y fue el mejor sitio donde comimos: unos tacos de machaca de pescado con camarones y tocino, quesadillas con camarones y pulpo, un agua de horchata... Otra cosa no, pero el Gallego y a veces Yuri tienen una vista genial para encontrar lugares donde comer.

En el albergue ayudamos a preparar una fiesta que organizaba el tal Guillermo por su cumple y cenamos allí, en la azotea, una carne que estaba impresionante, con aguacate y frijoles. Después nos animamos para salir un rato de fiesta, pero no nos convencieron los bares por la música, los fresas y gringos. Ya a las cuatro desayunamos y al llegar al hotel nos quedamos un rato hablando en las escaleras, nos levantamos a las 9 para desayunar y volvimos a la cama hasta las 11 para hacer la maleta y salir del hotel a la playa para el último baño-paliza de las olas. Ya no pudimos deleitarnos con los tacos de camarones porque estaba cerrado, así que un poco tristes nos alejamos de la playa, nos arreglamos en el albergue, compramos pollos para la cena en el bus y llegamos a la centra de camiones cinco minutos antes de que saliera nuestro bus al DF.

Y el lunes por la mañana, ya para terminar, llegamos a las 8:30 a la central sur.


La iglesia con la corona de la emperatriz Carlota




La casa de la sonrisa, desde el bus




Comiendo los tacos de camarón




En el albergue




La playa






.

No hay comentarios: