miércoles, 4 de noviembre de 2009

Michoacán y Día de Muertos

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Este fin de semana me convenció Yuri para ir con ella, María y David a Michoacán para ver las ofrendas de Día de Muertos, con elgrupo con el que fue a Guanajuato la semana anterior. El viaje ha sido genial, me lo he pasado muy bien a pesar de lo poco que he descansado, dormido y duchado...

Salimos el viernes del DF a las 12 de la noche, eran sólo cuatro horas de viaje pero llegamos a las 8 de la mañana a Quiroga, y todo el viaje con música a todo volumen, un frío de espanto y a partir de las 3 me harté del ruido y el frío así que me fui a la parte delantera del bus donde estaba la fiesta y no hacían más que beber cerveza, hasta las 8 de la mañana, impresionante la capacidad que tienen todos para beber... Había un gallego -el Gallego- y un vasco -Iñaki- muy majos y también los mexicanos.

En Quiroga dimos una vuelta y comimos los mejores tacos de carnitas con jugo de naranja, claro tenían que pasar la cruda... Yo tenía que recuperarme de la desvelada.

El siguiente pueblo fue Santa Clara del Cobre, un pueblo tan lindo... con unas calles y la plaza porticada, puestos de pendientes de cobre preciosos -me compré dos y una libélula y mariposa de cobre-.

La siguiente parada fue en Zirahuén, un pueblo pequeñísimo al borde de un lago donde acampamos, por la noche después de que se volvieran a poner de chelas fuimos a ver un castillo de fuegos artificiales, allí no valía la seguridad, estábamos a 10 metros de los fuegos y de los cohetes que nos pasaban por encima cayéndonos algunas chispas, impresionante, fue genial...
Como nos teníamos que levantar a eso de las 7 nos fuimos a la tienda Yuri, David y yo, Brisa que es la brasileña ya estaba allí, en fin, montamos una fiesta para entrar porque se peleaban con las cremalleras arriba y abajo sin abrir la puerta, como hacía tantísimo frio y los sacos no eran muy gruesos casi nos metimos con toda la ropa que teníamos, David se metió en su saco y en el de María, y Brisa estando dormida se quejaba del frío y salió de la tienda, no se enteró de nada... Vamos, que dormimos fatal, tuvimos un ataque de risa Yuri, David y yo, y por la mañana me costó despertarles y levantarles, por supuesto de la ducha ni hablo y del baño menos, así que eso era ya el domingo por la mañana y habíamos visto la ducha el viernes por la mañana... No os podéis imaginar el frío...

Ese día nos fuimos a Pátzcuaro que también es un pueblo muy bonito, y hasta diría que castellano, pero tuvimos muy poco tiempo para verlo, no pude ir a uno de los tianguis-mercados, mejor dicho: vimos la plaza donde comimos unas corundas que son tamales con salsa y crema, y luego un pollo que todos habíamos fichado cuando fuimos del bus al hotel, también fuimos a una iglesia con un mural de O'Gorman sobre la historia de Michoacán muy bueno, y me colé un minuto en un mercado que parecía un zoco árabe por lo estrecho y lleno de tiendas que menos mal no estaban todas abiertas porque hubiera sido imposible moverse...
Allí hubo un momento surrealista cuando teníamos que ir al camión pero era imposible que volviera a entrar al pueblo así que nos mandaron en los peseros-microbuses y allá nos enviaron a David y a mí en uno que no paró donde debía y terminamos en el muelle del lago donde tuvimos que tomar un taxi que volvía a ser una aventura que me río del sietepicos del parque de atracciones. Todo esto para ir a Tzintzuntzan, un pueblo donde se pueden visitar los panteones y ver las grandes ofrendas a los muertos con las flores naranjas cempasuchiles y comida y regalos, la situación de turista era un poco incómoda pero la gente parecía que no se lo tomaba a mal y como estaban de fiesta allí pues se estaba bien a pesar del frío.

Hacia las 9 volvimos al bus y fuimos, esta vez sí, al muelle para cruzar a la isla de Janitzio que también estaba de fiesta por el Día de Muertos. La isla es pura cuesta, nos pasamos la mitad de la noche subiendo y la otra mitad bajando, con un rato sentaditos tomando quesadillas, más chelas por supuesto, y viendo -intuyendo en la noche- a los pescadores con sus barcas de redes blancas que parecen mariposas. Allí nos dividimos, se nos perdieron algunos, pero lo pasamos genial con el Gallego y David. Al Gallego casi lo llevan al cuartelillo por mear en la calle, se puso un poco borde y le 'pedían pagar los cafés del grupo' de polis, al final soltó 40pesos y le dejaron.

En fin, la vuelta volvió a ser surrealista: el paseo en el barquito volvió a ser helador, qué bien hice en comprarme una chaqueta con borreguito el día antes en el súper y el rebozo en Quiroga unas horas antes -ya no sabía en qué día vivía-, y al llegar al muelle nos costó encontrar los buses, que se suponía que sólo estaría uno porque el otro se había ido a la 1 con el primer grupo y a las 3 salía el siguiente con los que quedaran (el resto que fuera en taxi), así que preguntamos al chofer qué pasaba, porqué no había salido y resulta que otro bus no le dejaba salir porque había aparcado muy cerca, así que después de 15 minutos 'jo qué hacemos y eso' se fue el Gallego a preguntar al otro bus -yo había pensado que no había conductor allí- si podía moverse para que saliéramos, y sí, allá que fue el Gallego y le dijeron que sí se movían, así que allí estábamos liberando a los que habían llegado a la 1 y estaban durmiendo en el bus, que tuviera que ser un gallego quien lo pusera en marcha... cómo nos estuvimos riendo... y al llegar a la posada estaba llena de gente, pensábamos haber seguido la fiesta (3am) en la terraza que había delante de nuestra habitación pero había como siete personas en el suelo y en unos sofás durmiendo, así que nos metimos en el cuarto y pusimos la tele, claro ninguno tenemos tele en casa era una novedad, y no paramos de reir con la tele que sólo había obispos y putas y el Gallego con su monólogo, nosotros muertos de risa y yo cosiendo mis pantalones que se habían rajado.

Por la mañana nos levantamos de casualidad porque no nos habían dicho la hora y porque Iñaki vino a decirnos que a las 9 salíamos, por supuesto salimos a las 10:30.

A mediodía llegamos a Morelia, previa paradita y pago, aquí sí que no vimos nada de la ciudad pero conseguimos un fantástico pan de muerto gratis gracias a unas chicas mexicanas.

A las tres y muchas salimos de la ciudad, la primera parada fue a las 4 para comprar más chelas y ya empezaron a beber hasta las 11 y tantas que llegamos al DF, mucha música de nuevo, muchísimas chelas, y cansancio.



Quiroga




Santa Clara del Cobre




Campamento Zirahuén










Pátzcuaro













Tzintzuntzan







Morelia











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2 comentarios:

Arturo Rey da Silva dijo...

¡¡¡Chulísimas las fotos!!!

Anónimo dijo...

Ni se compara con el Museo de la Muerte de Ags. jejeje

Mucho viaje ehh!!!