.
Ayer tuve que ir a la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Complutense, una facultad que desde hace años me llama la atención y me gusta.
Hasta el año pasado no la conocía, nunca he tenido clases y creo que sólo una vez llegué a la puerta para buscar a alguien, por lo que no la había visto por dentro. Si embargo, sí que conocía la fachada principal y la semiredonoda que da a los jardines que hay camino de mi facultad.
El año pasado quedé a comer allí con Enrique un par de veces en verano, yo salía de clase y él del depósito de la biblioteca porque le acababan de dar la beca de la Complu y otra vez fue al final del verano cuando leyó su trabajo. En ambas ocasiones terminamos tomando el café en el jardín, sentados en el suelo, a la sombra de esa pared circular.
Esta vez no fui a la cafetería, tan iluminada y limpia, sino que desde la entrada principal ocupada por las protestas a Bolonia subí por la escalera de la vidriera art-nouveau y llegué a la biblioteca. Mientras esperaba a que me trajeran el libro, me fijé en las estanterías y las mesas, todas relativamente nuevas, pero había una ventana casi tapada por otra estantería que tenía el vidrio escurrido por los años. Una vez oí que el vidrio, con el tiempo, se va depositando y por eso las ventanas antiguas son más anchas en su base. Curioso...
Todo esto es para dar introducción a una sección: Baños
Cuando salí de la biblioteca pasé por el baño de la segunda planta y al abrir la puerta me encontré un enorme ventanal con los árboles verdes de la plaza que relucían con los azulejos blancos. No me esperaba un baño tan reluciente, parece como si los servicios a los que suelo ir estén en sótanos o rincones, poco iluminados, y por eso al llegar aquí me asombró tanto.
.
Ayer tuve que ir a la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Complutense, una facultad que desde hace años me llama la atención y me gusta.
Hasta el año pasado no la conocía, nunca he tenido clases y creo que sólo una vez llegué a la puerta para buscar a alguien, por lo que no la había visto por dentro. Si embargo, sí que conocía la fachada principal y la semiredonoda que da a los jardines que hay camino de mi facultad.
El año pasado quedé a comer allí con Enrique un par de veces en verano, yo salía de clase y él del depósito de la biblioteca porque le acababan de dar la beca de la Complu y otra vez fue al final del verano cuando leyó su trabajo. En ambas ocasiones terminamos tomando el café en el jardín, sentados en el suelo, a la sombra de esa pared circular.
Esta vez no fui a la cafetería, tan iluminada y limpia, sino que desde la entrada principal ocupada por las protestas a Bolonia subí por la escalera de la vidriera art-nouveau y llegué a la biblioteca. Mientras esperaba a que me trajeran el libro, me fijé en las estanterías y las mesas, todas relativamente nuevas, pero había una ventana casi tapada por otra estantería que tenía el vidrio escurrido por los años. Una vez oí que el vidrio, con el tiempo, se va depositando y por eso las ventanas antiguas son más anchas en su base. Curioso...
Todo esto es para dar introducción a una sección: Baños
Cuando salí de la biblioteca pasé por el baño de la segunda planta y al abrir la puerta me encontré un enorme ventanal con los árboles verdes de la plaza que relucían con los azulejos blancos. No me esperaba un baño tan reluciente, parece como si los servicios a los que suelo ir estén en sótanos o rincones, poco iluminados, y por eso al llegar aquí me asombró tanto.
.
.
Debido a la luz que entraba por la ventana, la foto tomada con el móvil no muestra lo que realmente vi.
Aprovecho desde aquí para animar a los que puedan leer este blog a enviarme fotos de baños que les resulten interesantes, y una pequeña reseña del lugar de donde sean, también valen puertas de baño con mensajes ilustrados.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario