Antes de que vuelva a poner fotos de otro viaje quiero poner dos fotografías de mi casa y así celebrar que ya llevo un mes aquí y que ni me he enterado.
Esta es mi casa, la casa en azul, mi balcón es el primero y sí recorre casi todo el piso -de la cocina a la puerta-, da a la calle principal y a un aparcamiento, es muy largo pero no se puede poner una mesita y una silla para pasar la tarde por varias razones: es estrecho, es un primer piso y te ven desde la calle, por la tarde llueve todos los días.
Esta es la ventana de mi cuarto, no tengo ninguna del interior del cuarto porque aún está vacío -sólo tengo un póster del lago de Texcoco que es donde está construída la ciudad- y lo que se ve es mi mesa y la estantería que es lo único que he conseguido llenar con un puñado de libros, cds, fotocopias y dos estantes con lo necesario para adornarse: pendientes, colonia, maquillaje, neceser, toalla.
Algunas mañanas, cuando salgo a la calle de camino a la universidad, me sorprendo al oir a la gente hablando en español mexicano, sí, es una estupidez, pero me pasaba también en Southampton que me sorprendía al oir gente en inglés, es como si mi cuarto fuera un reducto fuera del espacio y a veces incluso del tiempo, se convierte en un lugar que no existe aquí ni allí, sólo donde yo esté, y al salir a la calle me vuelvo a ubicar.
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